Adiós Mama
14.07.2025 18:06Adiós Mama,
En el silencio de esta habitación donde tu presencia ya no se manifiesta en forma, pero donde tu esencia aún vibra con claridad, me siento a escribirte estas palabras que brotan no desde el dolor, sino desde la gratitud más honda que puede conocerse.
Tu cuerpo ha partido, y con él, los gestos, la voz, las caricias que durante tantos años me sostuvieron. Pero la Verdad me muestra que tú no eres eso que desaparece, sino eso que permanece. No eres la forma que vino y se fue, sino la luz que la animó. Y esa luz, mamina querida, no se ha ido a ninguna parte. Está en todo. Está en mí.
Gracias por darme la vida, pero más aún, gracias por enseñarme, incluso sin saberlo, los primeros reflejos del amor incondicional. Gracias por tus errores, que fueron mis lecciones. Gracias por tus aciertos, que fueron mi guía. Gracias por tu risa, que aún resuena en la memoria como música que no se olvida. Gracias por tus silencios, que tanto enseñaron cuando las palabras no bastaban.
Te honro no sólo como madre, sino como alma. Un alma que eligió este viaje, que vivió su papel con nobleza y humanidad, que se equivocó, que amó, que sufrió, que creció. Un alma que, como todos nosotros, vino a recordar Quién es realmente. Y lo hiciste, madre. Lo hiciste a tu modo, a tu ritmo, y en el tiempo perfecto que la Gracia te concedió.
Hoy, al soltarte en este plano, no te pierdo. Hoy, simplemente reconozco que tu forma fue una estación, pero tu esencia es el cielo. Que tu abrazo se transforma en la brisa, tu consejo en el silencio, y tu amor en esa paz sin forma que ahora siento al cerrar los ojos.
No hay muerte para lo que es real. Solo hay retorno. Y sé que has regresado a tu Fuente, de donde nunca estuviste separada. Hoy, en lugar de llorarte como algo que se va, te bendigo como algo que se disuelve en Todo.
Te amo, mama. Y en ese amor, nos reencontramos más allá del tiempo, más allá del nombre, más allá del cuerpo.
Con ternura eterna,
en la luz del Ser,
Alejandro Cuervo
Leer más